Más que una simple solución de transporte, Vespa ha trascendido fronteras con vehículos que se han adaptado al paso del tiempo. Sus diseños se han actualizado pero sin perder esa esencia que convirtió a la marca en un ícono del estilo italiano.
No hay marca de moda, perfumería o accesorios que no haya utilizado una Vespa como imagen, todas las pasarelas del mundo se han engalanado con su estilo y muchos productores de todo el mundo la han utilizado en sus filmes. Y no sobra decir que cientos de miles de usuarios han dado la vuelta al planeta sobre una Vespa. Un vehículo que rebosa de estilo, confiable, económico y que hoy por hoy es uno de los artículos de colección más preciados de la historia. Lo que inició Enrico Piaggio en 1946 con el diseño de Corradino D´Ascanio, en busca de un vehículo fácil de usar, sigue vigente gracias a una compañía que ha sabido ajustarse a las necesidades del mercado pero manteniéndose fiel al diseño original.
DISEÑO
La Vespa VXL es una fiel exponente de la elegancia italiana, una scooter urbana que adaptada a los nuevos tiempos, dispone de hueco porta casco bajo el asiento en el que cabe uno de tipo jet, una práctica guantera de buena capacidad entre el escudo y la columna de dirección y el gancho portabolsas que se extrae de la parte delantera del sillín. La carrocería sigue siendo en chapa prensada, no es en plástico como la mayoría de scooter del mercado, eso la hace un poco más pesada pero mucho más resistente al paso de los años. Las líneas son minimalistas, redondeadas, simples pero de buen gusto, con detalles cromados que le dan ese toque de elegancia y distinción y por supuesto, la farola redonda que evoca el estilo clásico. Monta un cuadro de instrumentos análogo / digital de muy bonito diseño con retroiluminación azul, que nos brinda una información completa. Los comandos son de excelente acabado y buena calidad, intuitivos y fácilies de usar. Para facilitar el parqueo, equipa caballete lateral, algo inusual en las Vespa pero supremamente práctico, además del gato central.
MOTOR
La nueva Vespa VXL 150 monta un sencillo pero confiable motor monocilíndrico de 4 tiempos con distribución SOHC de 3 válvulas, alimentado por carburador, es refrigerado por aire forzado por ventilador y transmite la potencia a la rueda trasera mediante el sistema de transmisión CVT (transmisión variable continua), igual que todos los scooter actuales. No es un derroche de potencia pero las cifras que declara aseguran un buen comportamiento como vehículo para la ciudad, alcanza una potencia máxima de 11.4 HP a 7000 rpm y un par motor de 11.5 Nm a 5500 rpm, con una relación bastante plana, pensada para ciudades como Bogotá donde las montañas son escasas, que optimiza el consumo de combustible y alarga la vida útil del motor, al trabajar en bajo régimen.
EN MARCHA
La buena manufactura es evidente en todos los detalles, la Vespa VXL 150 ha sido desarrollada bajo exigentes estándares de calidad y se nota no solo en los acabados sino también en la finura de funcionamiento del propulsor. Es silencioso, arranca al primer toque del botón aunque hay que recordar que cuenta con choque o «estrangulador» manual, se encuentra debajo del manillar izquierdo, y es muy útil luego de varios días en el garaje o en mañanas muy frías. La ergonomía ha sido cuidada, la posición de manejo es muy confortable y la plataforma ofrece suficiente espacio para ubicar los pies, no tanto para el pasajero que debe pelear con el piloto para ubicarse en el pequeño espacio dispuesto para él, ya que no cuenta con estriberas abatibles.
La aceleración es progresiva, tranquila pero estira bien para mantener un buen ritmo en marcha, minimizando las vibraciones y respondiendo correctamente a los cambios de dirección gracias a las diminutas ruedas, de 10 pulgadas atrás y de 11 adelante, lo que la hace muy ágil en medio del tráfico, donde también el amplio radio de giro hace que se meta por cualquier espacio que dejen los demás vehículos. En vías rápidas es capaz de mantener una velocidad de 100 km/h y superarlos ligeramente, siempre con un motor que trabaja relajado, a bajo régimen con un ridículo consumo de combustible, 137 km/galón. La dirección es algo nerviosa a máxima velocidad por el diámetro de las ruedas, pero el comportamiento de la suspensión delantera, que absorbe correctamente las irregularidades de la vía, hacen que sea muy confortable, mientras tanto la suspensión trasera puede llegar a tope al pasar por algún bache profundo sin que nos percatemos, sobre todo al transitar con acompañante.
Los espejo redondos ofrecen una buena visibilidad de lo que ocurre atrás, son de buen tamaño y excelentes acabados, mientras la farola principal nos permite ver el camino cuando cae la noche, gracias a la buena proyección y luminosidad, haciéndola un vehículo muy seguro. En uno de nuestros recorridos la llevamos a más de 150 km de la capital, recorrimos montañas y valles, pues aunque es un vehículo pensado para la ciudad, no faltará el aventurero que se atreva a recorrer el continente, o incluso el mundo, a bordo de una VXL. Los rollers que monta de serie son pesados, esto le brinda una buena velocidad final en carreteras planas, pero le resta prestaciones al enfrentarnos a algún ascenso, unos de menor peso la harían más equilibrada en ambos escenarios.
La Vespa VXL es un vehículo muy útil para el uso diario, el bajo consumo de combustible sumado a unas prestaciones suficientes para llevarnos a cualquier destino y a una estética atractiva y elegante, hacen que sea una alternativa correcta para quientes buscan una opción de movilidad, pero con el estilo y clase que solo los italianos han sabido mantener en el tiempo.