Royal Enfield a través de la historia ha permanecido fiel a los inicios del motociclismo, funcionalidad y fiabilidad mecánica sobre altas prestaciones o electrónica de vanguardia. No obstante, se ha adaptado a las necesidades del mercado con productos que se salen de esos lineamientos tradicionales acercándose más a las motos de nueva generación. Así es la Rumbler, la más moderna de sus clásicas.
Royal Enfield, la marca de origen británico arraigada en India desde hace décadas, es uno de los pocos fabricantes que ofrece productos con gran personalidad, alternativas para esa generación que busca en una moto más que una solución de transporte, un estilo de vida. Todas las «Royal» son simples, básicas, puras, máquinas del tiempo capaces de llevar a otra época a quienes las conducen. Sin embargo, la Rumbler, aunque no es una nueva referencia, es, con toda seguridad, la más moderna de sus motos.
Lejos de esa simplicidad y purismo de mediados del siglo pasado, la Rumbler ha sido pensada para el usuario menos tradicional, una cruiser de cuidada estampa y confort suficiente para llevar a conductor y acompañante por los parajes más remotos. Con un diseño limpio, líneas redondeadas y elementos modernos como la farola con luz de posición led y el stop, resaltan las principales diferencias frente a sus hermanas de diseño veterano. Pero la esencia del motociclismo puro continúa ahí, sigue presente, fiel a la filosofía de la marca, el motor monocilíndrico de 499 cc alimentado por inyección electrónica, el mismo que montan las otras referencias de igual cilindrada, ese que hace que el cuerpo vibre cuando se pone en marcha y que nos hace pensar en los inicios del motociclismo muchas décadas atrás.
Con una ficha técnica que declara 27.2 caballos de fuerza y un torque máximo de 41.3 Nm a 4000 rpm, nos da una idea de su comportamiento. La potencia es modesta pero el par motor muy suficiente incluso para trepar paredes con el motor por debajo de las 4000 rpm. El monocilíndrico es alimentado por inyección electrónica y cuenta con doble bujía para optimizar la combustión, la refrigeración, como en los demás modelos de la marca, es por aire lo que facilita las labores de mantenimiento y reparación.
EN MARCHA
Royal Enfield es una marca que admiro por su capacidad para transmitir la esencia del motociclismo puro, además las motos clásicas son una de mis pasiones. La Rumbler aunque difiere en varios aspectos de las más puristas de la casa, te transmite sensaciones traídas del pasado. A primera vista luce con una cruiser de tamaño mediano, la línea es bonita y el asiento de doble nivel sugiere una postura cómoda para conductor y acompañante, además éste dispone de un práctico espaldar y posapiés abatibles que aseguran tranquilidad y confort en largos recorridos. Pero si los viajes son en solitario, la segunda plaza se puede desmontar para abrir espacio para el equipaje.
El acceso a la moto es sencillo, cuenta con una altura al suelo reducida lo que facilita las maniobras a baja velocidad y en parado. Desde el puesto de mando se accede a toda la información dispuesta en dos relojes independientes, uno para el cuentavueltas y el otro para el velocímetro y una pantalla digital con datos como nivel de combustible y cuentakilómetros, entre otros. En medio de los dos relojes se encuentra un interruptor que acciona las luces de parqueo, es la primera Royal que lo incorpora y la Rumbler fue la primera moto en India en utilizar este elemento de seguridad pasiva. En marcha, la Rumbler se comporta como las otras Royal Enfield, un caminar tranquilo, a bajas revoluciones pero con la suficiente energía para hacer adelantamientos sin necesidad de bajar de marcha, basta con abrir un poco el acelerador para contar con suficientes caballos que empujan al unísono y que nos pueden llevar a alcanzar una velocidad máxima de 130 kilómetros por hora en condiciones normales. Por otra parte, ese bajo régimen de giro del motor, garantiza una larga vida útil.
La caja de cambios de cinco velocidades es precisa en su accionamiento y el punto muerto se encuentra sin problemas incluso en parado con el motor en marcha. La posición de manejo es como lo sugiere el diseño de la moto, cómoda, natural, con los brazos extendidos sin recargar peso en ellos, esto hace que se conduzca fácilmente en medio del tráfico denso, en espacios reducidos y en largos trayectos significa confort. Aunque luego de una hora a bordo, el asiento, que parece un elemento pensado recorrer el mundo, empieza a pasar factura, no sé si es el mullido que se deforma con el paso de los minutos o que necesita un interior más fuerte.
Decidimos recorrer algunas carreteras nacionales para disfrutar ese andar tranquilo de nuestra invitada, luego de sortear el tráfico de la capital por una de las rutas de salida, o más bien, cumplir el desafío de salir de la ciudad en una sola pieza, logramos escaparnos por una autopista que al pasar un páramo nos llevaría a una región de clima caliente, un descanso para quien esto escribe y para nuestra montura que se mostró a gusto en las carreteras del valle. Los ascensos son naturales para la Rumbler, el buen par motor del que dispone hace que las carreteras de montaña se superen con facilidad sin que el propulsor se sienta exigido, puedes ascender a un régimen de 3000 rpm que es más que suficiente para lograr una buena velocidad y llegar a la cima en una posición de privilego. El conjunto chasis, suspensiones y frenos están en muy buen nivel, la Rumbler monta frenos de disco en las dos ruedas, son dosificables y de buena mordiente, no obstante, el tarado de la suspensión trasera, algo flojo para nuestro gusto, pero que en ciudad se comporta muy bien, deja sentir algunos movimientos extraños al tomar las curvas rápidas, pero seguramente así fue pensada, una moto hecha para cruzar la cordillera del Himalaya, donde cada año cientos de turistas a bordo de motocicletas Royal Enfield se enfrentan a la difíciles condiciones en un emocionante recorrido y donde la velocidad es lo de menos.
La Rumbler 500 es una de esas motos que si no enamora por su aspecto, lo hace cuando la conoces a fondo, debes invitarla un café y tener una buena charla para descubrir las cualidades que harán de ella tu compañera inseparable para descubrir el mundo.
Nuestra experiencia fue exitosa, cero inconvenientes en el camino y total confianza en nuestra máquina. Más de 700 kilómetros recorriendo autopistas, valles y montañas con la tranquilidad que por décadas lo han hecho cientos de miles usuarios de la marca alrededor del planeta.